Mostrando las entradas con la etiqueta Palmas de cera. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Palmas de cera. Mostrar todas las entradas

lunes, julio 23, 2012

Día 901

Esta es la iglesia Gótica del barrio San Façon, que a duras penas podemos ver desde la avenida Diecinueve, pues se encuentra en los predios privados del colegio de La Presentación.

viernes, junio 15, 2012

Día 869

No hay que repetirlo, pero eres mi Sol.

viernes, diciembre 16, 2011

Día 701

De los títulos recientes hay uno que sobresale por su belleza y capacidad sincrética: Things You can Tell Just by Looking at Her (en este caso, at Them).

miércoles, enero 19, 2011

Día 411

Palamas de cera en contrapicada. Pese a su nombre, no dan cera, pero sí grandes alegrías a sus vecinos. Por la simpatía, yo las llamaría "De gracia", pero seguro que se burlarían apodándolas "De grasa", con lo que regresaríamos al punto de partida.

sábado, noviembre 20, 2010

Día 354

Este es el Eje ambiental desde un ángulo muy favorable. A sus lados se encuentran las palmas de cera, las cuales dentro de un par de décadas y con suerte serán un símbolo de la ciudad.

sábado, septiembre 11, 2010

Día 296

Palma de cera ya vista (enlace) esta vez a contraluz desde la carrera Quinta.

jueves, agosto 12, 2010

Día 268

Junto a la iglesia de San Ignacio se encuentra el Museo de Arte Colonial, cuyo largo muro blanco se aprecia en la imagen. Pese a las apariencias, el penacho de la palma de cera se encuentra en una construcción diferente. Pero así son las cosas, la composición va por un lado, el sentido tridimensional por el otro.

miércoles, junio 16, 2010

Día 212

De las palmas de cera de Bogotá esta es la que más quiero. Se encuentra en el estrecho antejardín de una casa que le queda chica, pero a cuyos antiguos moradores debemos la expresión de nuestra gratitud. Para alcanzar la altura que el visitante de este blog puede apreciar, estas plantitas necesitan unos sesenta años.

miércoles, mayo 19, 2010

Día 185

Muchísimo antes de la afortunada llegada de fotoshop (que no empleo sólo porque no domino su programación) ya se había debatido à volonté sobre lo vulnerable que es la fotografía a la ley universal según la cual un simple elemento significativo puede invertir el sentido global, máxime cuando se trata de un objeto cultural. Significativa e instantánea fue en efecto la inclusión de la bolsa negra, situada en la esquina inferior derecha, que ilustra el objeto de esta entrada. De hecho, la imagen dejó de ser el alegre momento de sol en que fue posible retratar "el último río de Bogotá", para convertirse en una ilustración de su pobre estado de conservación. El amable lector de este blog es afortunado al no tener que vérselas con el hedor de esas aguas más que a través del elemento simbólico.

miércoles, abril 28, 2010

Día 164

El de la Independencia es el primer parque propiamente dicho de la capital. Aunque existían plazas y jardines, sólo con su apertura en 1910 (es decir cinco lustros antes que el Nacional) Bogotá comenzó a contar con una verdadera zona verde. Quien haya visto las fotografías de la sabana antes de la expansión de la ciudad, habrá notado que había entonces poquísimos árboles. Por la tala excesiva, un lugar en sus orígenes selvático se había convertido en una tundra. De ahí la importancia, digamos mística, del Parque de la Independencia. En la imagen se aprecia la parte alta, que no fue afectada por la furia demoledora del alcalde Mazuera, quien sacrificó toda su franja meridional para construir una avenida que terminaba en un potrero en el piedemonte del páramo. Entre las plantas de la imagen se destacan el eucalipto centenario y las tres palmas de cera en plena adolescencia.

viernes, enero 29, 2010

Día 88

Las palmas de cera del Parque de la Independencia al atardecer, en contrapicada. Algo de voyeurismo vegetal, ¿no...?

jueves, enero 14, 2010

Día 73

Siempre me ha costado lo sagrado. Por varias razones, en particular el hecho de ser a mi juicio un concepto tan poco democrático, ya que veo inevitable que algunos terminen siendo más dignos de percibirlo que otros. Y ahí te quiero ver. Pero también soy consciente de su enorme virtud de proteger aquello sin lo que no podemos o queremos vivir. Cuando tengo crisis de positivismo, pienso en despertarme una mañana y encontrar el panorama sin las gráciles copas de las palmas del Parque de la Independencia. De joven aprendí a amarlas, cuando me alejé a extrañarlas, y ahora a adorarlas. Es tanto mi cariño que si me descuido me pongo a halagarlas mentalmente, preguntándome por qué estarán tan misteriosas, o al contrario: por qué se burlan tanto de una ciudad a la que tanto le cuesta entenderlas. Sí, mirando su tranquila dignidad vegetal me siento su hermano menor del mundo animal.

martes, diciembre 15, 2009

Día 48

Situada en la carrera Séptima con calle Setenta y dos, esta solitaria palma de cera se encuentra en la frontera septentrional del territorio de este blog. Un buen amigo, con la suficiente edad para recordar la anécdota, me comentó hace unos años en una agradable velada que él presenció en el sector la tala de varias decenas de palmas, de las cuales la que se aprecia en la imagen es la única sobreviviente. Como cada arbolito de estos puede tardar varias décadas en alcanzar una altura respetable, en su momento llamó a la policía para detener la hecatombe, y lejos no estuvo de terminar en prisión. Moraleja: No se puede afirmar que antes nadie dijo ni mú.

sábado, diciembre 12, 2009

Día 45

La coincidencia del sol y de la lluvia es un fenómeno desconcertante. Esa conjunción sucede por la presencia de nubes aisladas, que dejan al espectador en la frontera entre el 'hay' y el 'no hay'. La nube está en el cenit, pero no el Sol. Pero desde el punto de vista de un humano la situación corresponde al solapamiento entre el 'ser' y el 'no ser'. Ahí te quiero ver.

jueves, diciembre 03, 2009

Día 37

Llama la atención la poca atención que llama el edificio de la Academia Colombiana de la Lengua. Fue hecho para no pasar desapercibido, como dan fe sus columnitas clásicas y su estilo 'preposmoderno' (!). Se erigió al tiempo que la vecina sede del Icetex, que refleja para bien y para mal la arquitectura de los setenta. Esta fachada me ha traído viejos y bellos recuerdos de infancia. Ya estaba ahí cuando llegué a la ciudad y me haría falta si partiera.

lunes, noviembre 23, 2009

Día 28

Las palmas y su cera, listas para diciembre y sus chorros lumínicos. ¡Vival La Independencia! ¡Viva La Macarena! ¡Viva yo...!