Situada en la carrera Séptima con calle Setenta y dos, esta solitaria palma de cera se encuentra en la frontera septentrional del territorio de este blog. Un buen amigo, con la suficiente edad para recordar la anécdota, me comentó hace unos años en una agradable velada que él presenció en el sector la tala de varias decenas de palmas, de las cuales la que se aprecia en la imagen es la única sobreviviente. Como cada arbolito de estos puede tardar varias décadas en alcanzar una altura respetable, en su momento llamó a la policía para detener la hecatombe, y lejos no estuvo de terminar en prisión. Moraleja: No se puede afirmar que antes nadie dijo ni mú.
martes, diciembre 15, 2009
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1 comentario:
que divinidad: hace angulo con cada piso de este edificio... genial la palmita de cera.
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