No dé usted a pensar que no puede rascarse sus propias pulgas. Saber hacerlo autónomamente es señal de sensatez y seguridad en sí mismo.
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3 comentarios:
Desde lo alto de la acera, ante esas dos puertas abiertas, ese perro indeciso opta por lo más sensato, deduzco que es consultar a las pulgas, acostumbradas, como las ideas, a saltar de unos a otros sin picar a todos. Sé que discrepo de su valoración de la escena, E. C. Pedro, espero que no se enoje por ello, pero me parece que de rascarse lo haría con su pata trasera.
Un admirado saludo.
grrr agarrada la pulga.
Ya llevas unos cuantos ejemplares admirables en tu pequeño zoo de perros callejeros.
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