miércoles, diciembre 14, 2011
Día 700
Casa en la zona oriental del barrio San Bernardo. Aunque ahora es esquinera, estuvo en el centro de su cuadra. De hecho, cuando se transformó la carrera Décima en la actual avenida de cuarenta metros de ancho, se eliminaron las construcciones de su costado occidental, en un proceso bastante frecuente en el trazado moderno de la ciudad. Recientemente, en el marco de las obras de Transmilenio, se ha suprimido el inmueble que aún la separaba del viaducto, adquiriendo su actual aspecto. A su vez, hacia la izquierda se encuentra la zona 'tesa' del lugar, concentrada en la carrera Once, que ha padecido de frente la onda de choque suscitada por la desaparición de El Cartucho. En efecto, el hombre tendido en el andén se encuentra en un trip, que significa lo mismo que en inglés. (Nota: el adjetivo 'moderno' no se refiere a una cualidad sino al periodo histórico).
Etiquetas:
Barrio San Bernardo,
Calle Tercera,
Carrera Décima
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9 comentarios:
Se le ve bastante desmejorada, víctima de la modernidad.
Saludos Pedro.
Gerardo, ¡y eso que no podemos echar un vistazo al interior! Daría para un capítulo de las Memorias del subsuelo...
Daniel, siempre me han llamado la atención las puertas de los barrios 'duros'. Entre maderitas y paredes enclenques siempre hay puertorronón como para resistir un allanamiento... En fin, para eso.
¡Saludos!
Curioso que la puerta sea más pequeña que las ventanas.
Imagino que entrar a esa casa es transportarte a otra época.
Las molduras son hermosas.
En la construcción de a lado pareciera haber alguien en la tercer ventana.
Hermosa –como siempre– toma.
Saludos.
No me había fijado en el hombre del andén, fascinado por la casa, que parece hecha de merengue...
La escena, y los avatares que nos cuentas, son toda una novela, una historia de resistencia y de fracaso, esos colores tenues, blancos y verde pastel, ese aire desconchado, esa belleza sencilla y un poco ladeada, trasnochada y rodeada de nuevas avenidas que parecen los cuchillos de un cirujano moderno que va recortando todo lo que sobra. Cualquier escenografía arquitectónica es ya de por sí humana, la entrada a un palacio del que no se sale, la figura humana del suelo es eso, una simple figura, pero es también el cabo trágico que todavía nos une al mundo.
¿Qué hay dentro de la casa?, ¿el sueño de este pobre hombre?
Saludos y Felices Fiestas, Pedro.
Es posible que uno deduzca ante una imagen tan onírica que en otra época en Bogotá fue posible construir la casa que uno veía en sueños y que uno lo hizo y que esta vivienda quedó en pie como testimonio de que antes alguien soñó con ella. Y que algunas visiones perduran. Puede incluso que surgiera de ese mismo sueño que viaja su irrealidad ante ella.
Mis felicitaciones.
Estimados, con algo de retraso doy fe del retraso... ¡Qué barbaridad! Volveremos con calma a la normalidad. Qué bueno que se sigan pasando por acá.
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