Plaza del Chorro de Quevedo, hacia las doce del día. En la columna publicitaria se aprecia el teatro Faenza, remodelado hace poco.
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Observatorio personal con fines públicos del centro de la ciudad, entre las calles 1 y 72 y las carreras 1 y 30.
3 comentarios:
Los niños gustan de esconderse en los escondites como si para ellos el ocultarse fuera una cualidad inherente al lugar más que al hecho mismo de sustraerse a las miradas.
Lo menciono, amigo Pedro, porque me entienda mejor cuando le diga que me gusta pasear por sus paseos. Tienen el sencillo encanto de lo cotidiano, esa sorpresa del elemento humano y la cálida compañía de la oportuna palabra.
Singular, sin duda.
Dos muchachas que miran la publicidad, un hombre en un semipenumbra que nos observa y una planta, a la derecha de la fotografía, que pronto nos tapará a todos.
Saludos.
Me parece una placita encantadora, con esa palmera, ese puestecillo de pequeños comestibles, imagino, esas dos chicas de buena espalda mirando la programación
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