La avenida Caracas, destinada a ser uno de los bulevares más hermosos de la ciudad, ha atravesado por varios periodos. En la actualidad no sabe con claridad qué rumbo tomar. El edificio haussmaniano de techo verde (!) prueba la nobleza a la que se la había destinado. Las compraventas de los locales comerciales son la huella de una decadencia que parecía irresistible. El muro rojo y amarillo, que protege un lote sin construir, vendría a ser la concentración de sus posibilidades urbanas. De lo que allí se construya surgirá el síntoma que le permitirá a la Pitonisa leer su futuro. Ojo: no construir es también construir (un poco) .
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1 comentario:
Totalmente de acuerdo, a veces no rellenar un solar con una casa digna, deja que la miseria de un solar gane espacio a la vida.
Un abrazo
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