Como las moscas, los charcos no pasan desapercibidos. Como ellas, tampoco permanecen en el recuerdo. Son efímeros porque el agua que los compone se evapora. Basta, sin embargo, con un aguacero para que aparezcan en el mismo lugar, con la misma silueta, reflejando el mismo paisaje. Como las moscas.
sábado, noviembre 21, 2009
Día 26
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