domingo, noviembre 01, 2009

Día 7

Recuerdo mis primeras salidas exploratorias por la ciudad. Debía de estar cursando noveno grado. Pese a haber recorrido cientos de veces esas calles, era sin duda la primera vez que observaba cientos de detalles. Entre ellos el reloj de la imagen. Me impresionó lo inusual. Pese a encontrarse en una zona tremendamente urbana (una cuadra más al sur de la Avenida Jiménez, alia "Eje Ambiental"), esa elegancia no es usual en el mobiliario de la ciudad. Es sobrio y armonioso. Muy poético además (¿no estaba yo leyendo por ese entonces una novela de Miller donde contaba que su primer texto había sido justamente para un reloj?). Pero no era funcional. Anoté con toda precisión la hora que señalaba en su descomposición. Eran las 3:29. Lo mismo que ayer... ¡Cómo no pasa el tiempo!

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