lunes, julio 02, 2012

Día 880

No hay duda. Fue el inconfundible y dulzarrón sabor del hierro.

1 comentario:

FJavier dijo...

La sangre oxidada o el óxido sanguinolento, hierro al fin. La imagen me provoca cierta inquietud, creo que por deformación profesional.

Saludos