jueves, junio 23, 2011

Día 546

En lo profundo del desierto —donde el comienzo es tan azul como el pigmento más desesperado, y tan encadenado como una emboscada bien planeada— la arena es tan sutil que nada puede retenerla. Las manos más hábiles y menudas pueden consagrarse a apresar un puñado, será siempre en vano. Allí vive la gente de las ondas.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Dans la profondeur du désert... comme au Niger

Miguel Baquero dijo...

Venderán silenciadores, pero muy discretos no son

Miguel Baquero dijo...

Venderán silenciadores, pero muy discretos no son

Caruano dijo...

Los "exostos" que venden en ese local no son capaces de acallar el grito de su fachada.
Saludos.