jueves, diciembre 09, 2010

Día 373

El Eje Ambiental a contraluz.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

la magia del no color. Impecable.

BIOVISOR dijo...

Soberbia tío!!!.

FJavier dijo...

El fotógrafo es a veces un valiente descubridor de imágenes insospechadas. En su afán por arriesgar la mirada a través de las cerraduras llega a encontrar un aleph o a perder la propia mirada.
Esta imagen me parece que corrobora lo que digo. Una visión puramente espiritual de una ciudad que bien podría justificar un capítulo de esa historia en la que los dioses elucubran desde su Olimpo sobre la naturaleza humana. Una imagen para adoctrinar sobre una fe.
¿Cómo no enamorarse de Bogotá?