domingo, octubre 17, 2010

Día 328

Pueden a veces los contrastes de luz ser notables en la ciudad, y dar incluso a entender que tiene algo de fotomontaje. No en las condiciones de la presente imagen. En los climas de sierra (como los de Bogotá o Quito) esto pasa cuando las nubes tiene cierta consistencia: parecen de otro planeta.

4 comentarios:

El peletero dijo...

La luz a veces se solidifica, se transforma también en atmósfera, se respira y te envuelve en ese azul y gris metálico de la fotografía en la que todo es claro y nítido, preciso como si fuera un pedazo de mármol sin vetas de color o acero recién enfriado.

Saludos.

Ardilla Viajera dijo...

La avenida caracas es muy gris, sobre todo en esa zona, nunca he entendido eso... Saludos, Pedro.

E. C. Pedro dijo...

Peletero: si algo he (re)aprendido con la lectura de tu blog es que sin oscuridad no hay luz, ni viceversa.

Diana: Lo peor del caso es que la Caracas comenzó como la gran vía bogotana del siglo XX... ¡Y ni te maginas Los Mártires!

Saludos.

El peletero dijo...

Tienes razón, Pedro, la luz y la sombra permiten ver. Cuando todo está tan acristalado, tan metálico, el sentimiento y la visión están algo “espantadas”, cuando todo se paraliza, se petrifica, cuando las cosas son tan claras tienes la sensación de que algo va a ocurrir o ha ocurrido ya y no lo has visto porque te ha faltado la sombra necesaria, cerrar los ojos, pestañear al menos.

Saludos.