martes, agosto 17, 2010

Día 273

Ahora que no puedo tomar fotografías, me daré gusto fantaseando con el noble arte que consiste en tomar miles de ellas por minuto. De hecho, si en algún mundo paralelo hubiese resultado cineasta, este sería el aspecto de mis obras. Habría por supuesto un asesinato (cátchup en el centro), una historia de amor (los dos banquitos), así como elementos contundentes e inexplicables. Las piezas del fondo sólo se explorarían hasta el final de la historia. Allí se encontraría el alfil faltante.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

alguna vez este ojo había entrado a lo íntimo de una morada? hubo en este blog curiosidad por lo que sucedia al otro lado de las paredes redondeadas o casas decrépitas? buen viraje. Esta cortinita esconde privacidad y la foto la respeta.

Caruano dijo...

Pedro, tengo que ponerme al día con tu blog, (ya he visto, a vuelaojo, un montón de cosas para comentar). Siento lo del robo de tu tercer ojo. Mientras lo recuperas, dale al teclado, que se te da muy bien.
Me ha encantado este día 273, con los girasoles en primer plano.
Volveré.
Abrazo.

FJavier dijo...

“El kétchup central se disfraza de vela roja para aprovechar la oportuna luz del flash y hacerla suya en ese centro geométrico y emocional de una escena que evoca cierta serenidad equilibrada e intimista. No sería lo mismo sin el solado en ajedrez que dirige la mirada hacia el fondo de la estancia en busca aquella salida levemente iluminada, o sin estas cercanas cortinas que nos sitúan fuera de la escena, como voyeur de mirada prohibida. Por supuesto, la realidad ironiza cordialmente pues nos invita a sentarnos en esos bancos a disfrutar de algún aperitivo, si bien podría ser ella quien con esta puesta en escena nos estuviera merendando a nosotros.”

Sin duda la fotografía invita a la fantasía.
Honrado por tus amables palabras.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Le cinéma peut être une mise en scène de 60, 90, 120 minutes qui raconte une histoire, ou bien je (re)découvre qu'il peut être une seule image fixe, présentée avec quelque mots permettant au spectateur de fantasmer, de se monter et de conclure un récit avec ses propres espoirs, ses peurs, ses désirs. Bravo, et merci.

FJavier dijo...

C'est vrai.

Plus encore. Nous pourrions dire qu'un film offre une histoire déjà conformée, tandis qu'un livre ou une image invitent à la créer.