jueves, junio 10, 2010

Día 206

La Candelaria y su actitud turística no dejan de sorprenderme. Crecí en una ciudad tan atractiva para el turismo como la Bagdad actual, de modo que su repentino despertar no deja de ser llamativo. Hoy, leyendo una publicación para viajeros, me enteré de que "el corrientazo" podía ser una experiencia para el visitante. En realidad es el "menú corriente" de los restaurantes, más conocido como "plato del día". Ojo, no pretendo burlarme ni ridiculizar el hallazgo. Siempre he sentido algo de aversión por los discurso que exaltan "lo nuestro", o los que consideran que es definitiva y exclusivamente colombiano, qué sé yo, parar un autobús en la mitad de una avenida para subirse o descender. Pero la observación sobre "el corrientazo" (an electrifing meal!) me pareció justificada.

2 comentarios:

Miguel Baquero dijo...

Entonces, ¿es que te dan uin calambrazo mientras comes o que la vaca ha muerto electrocutada?

E. C. Pedro dijo...

Miguel, la muerte de la vaca suele ser tan cruel como un corrientazo. Por desgracia los mataderos colombianos son tan (horrendamente) crueles como los del resto del planeta. Ahora, es tal la descarga de proteínas y de carbohidratos que se encuentra en un corrientazo, que es usual quedar pasado por la llenura. Agobiado por la pesadez. Desabrochando un punto del cinturón...