jueves, abril 29, 2010

Día 165

He encontrado en el sitio de la Luís Ángel Arango el siguiente testimonio. Lo reproduzco en su totalidad, pues es muy representativo de la Bogotá de antaño. También ayuda a aclarar todas las dudas sobre por qué el Cerro del Cable se llama así:“Los encargados de las minas de carbón que quedaban en las carreras 3ª y 5ª Este con Calle 48, eran los Gutierrez y los Pinzón. De allá bajaban el carbón en unas góndolas que iban por el aire, en cables que llegaban casi hasta la Carrera 7ª. Mi hermano Carmelo era el que desocupaba la canasta y la mandaba de nuevo para arriba, que era cuando yo me subía a un barranco y con un brinco me prendía del cable. Cuando cogía cierta altura, me soltaba. Eso era un cable largo, haga de cuenta como un teleférico de Monserrate pero más pequeño y por eso es que a este lugar le dicen el Cerro del Cable. Yo por mi parte, fuí engabadora como mi mamá, o sea encarradora de ladrillos. Otros fueron horneros, mineros y así sucesivamente”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estas narraciones donde quienes hablan evocan una cotidianidad hoy imposible, dan sentido al documento gráfico: la foto entonces ayuda a comprender de qué se trataba vivir en la Bogotá de entonces. A mi me permitió esforzarme e imaginar las horas de mucha gente viviendo en función del cerro.

E. C. Pedro dijo...

Sip... En Bogotá tenemos poca memoria, pero muchas ganas de tener una ciudad encantadora. Un abrazo.