martes, noviembre 24, 2009

Día 29

A finales de los oscuros años ochenta, la troncal de la Caracas y demás obras de la Alcaldía Pastrana parecían haber acabado con cualquier posibilidad de recuperación urbana de Bogotá. Los habitantes de la ciudad coincidimos en que la sensación general era de desesperanza. Esa desagradable percepción, sin embargo, se vio amablemente amenazada cuando comenzó la siembra de los jardines de lo que hoy conocemos como el Parque Central Bavaria. Puesto que todos los días debía yo por razones de transporte ir de la Caracas hasta La Macarena, la idea de cambiar la desapacible calle Veintiocho por un bosquecito me parecía conmovedora. El problema es que tan bucólico espacio duró cerrado todos los años de la crisis de los noventa... Francamente, no sé si alegrarme por lo desarrollada que estaba la vegetación cuando al fin lo abrieron, o lamentarme con amargura por los años perdidos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me encanta este blog... bogota sorprende pues se la remira desde otro lado: desde dentro. y entonces un charco recorre el recuerdo y uno sabe que sabia eso hace mucho. pero igual bogota tiene muchos cielos... me encanta bogota en bogota